Decálogo del escritor
- Sé claro; recuerda que a mayor claridad de expresión, mayor claridad de pensamiento y, viceversa.
- Sé conciso; cíñete a aquello de lo que estás hablando, no te distraigas ni distraigas al lector.
- Sé breve; ten siempre presente la máxima de Gracián: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno; incluso lo malo, si breve, no tan malo.»
- Sé elegante; la elegancia radica en la sencillez. «Menos es más». Evita las construcciones difíciles, las frases alambicadas y las palabras poco usuales: no seas pedante.
- Ten un estilo propio, sé distinguido; no imites jamás.
- Ten gracia, levedad y encanto; ya la vida presenta suficientes situaciones desagradables como para que tú te empeñes en crear otras.
- No olvides nunca que un escritor es un artista, y la belleza es al artista «lo que la perfección espiritual al santo: la suprema recompensa, el anhelado termino, el ideal sublime».
- Sé imaginativo; el arte no existe para reflejar la realidad. El arte tiene ya de suyo la realidad que le es propia.
- Procura hablar como escribes y escribir como hablas.
- Finalmente, no escribas nunca para el gran público y, menos aún, para un público esnob.
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