¡Ah, cuando la gente era decente y don Porfirio presidente!
Dicho popular
A México, esta forma músical arribaría ya entrada la segunda mitad del siglo XIX, conociendo su época de mayor auge durante el régimen porfirista. De la mano de grandes compositores nacionales, este nuevo ritmo importado del extranjero no tardaría en adquirir características propias (volviéndose más lento y convirtiéndose en un genero más apto para ser escuchado que para ser danzado).
Una anécdota que, sin duda, merece la pena traer a cuento, es la de que al darse a conocer el famosísimo Vals sobre las olas —el más universal de los valses mexicanos—, del artista guanajuatense Juventino Rosas, no faltó quien dijera que música tan hermosa no podía ser compuesta por un mexicano.
Lo cierto, es que no solo ese vals es obra de un connacional, sino que nuestro país contó en su momento con un gran número de composiciones de ese estilo que nada tienen que envidiar a las de los grandes maestros europeos.
Hoy, me enorgullezco de presentar aquí una esmerada selección de valses mexicanos.
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* Ver la publicación correspondiente al 28 de agosto.
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