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miércoles, 21 de marzo de 2012

Lecturas y autores... (continuación)


Los libros que han marcado mi vida
2a. parte


EN mi publicación anterior*, mencionaba algunos de los libros que habían marcado mi infancia y parte de mi adolescencia, pero cometí un par de omisiones importantes que voy a tratar de subsanar ahora...

La primera: no hice mención de un libro que es de capital relevancia para mí: el libro de Las mil y una noches: que es una de las joyas de la literatura árabe y de la literatura universal.

La segunda: omití el Rubaiyat: una de las cumbres de la literatura persa y una de las cumbres de la poesía de todos los tiempos.

De paso diré, que uno de mis grandes pesares en la vida es no haber sido un déspota oriental o, en su defecto, un sibarita a lo Omar Jayám. Lo más cerca que he estado de sentirme como un sultán asiático ha sido fumando narguilé.

... Mas dejemos ya, lo que de momento no interesa y ocupémonos de Las mil y una noches...

Cuando chico, tuve en mis manos, en numerosas ocasiones, una estupenda compilación —gruesa como una biblia— de relatos contenidos en esta obra (editada por la editorial Bruguera); bastante reducida si se considera que la edición de Galland (el viajero francés que la diera a conocer en Europa) consta de doce volúmenes.

Aladino y la lámpara maravillosa, Simbad el marino (relato que por sí solo constituiría un tomo), Alí Babá y los cuarenta ladrones fueron personajes muy queridos en mi infancia. Tales narraciones, al igual que muchas otras provenientes del libro, han sido adaptadas para niños con mayor o menor fortuna. Pero hay que tener presente que fue escrito como regalo de cumpleaños de un monarca: el califa Harún al-Raschid y no es propiamente hablando un libro infantil: las traiciones amorosas y los sucesos violentos abundan en el mismo. De hecho, en ciertas antologías de relatos eróticos no es infrecuente hallar cuentos provenientes de Las mil y una noches.


Scherezada cuenta un relato al sultán Shariar

El elemento de fondo y que sirve de marco a toda la serie de relatos es la historia de Sherezada, quien ha contraído matrimonio con el sultán Shariar. Tras haber cohabitado con él durante la noche, sabe que pende sobre su cabeza la amenaza de ser ejecutada al despuntar el alba; ya que el sultán, habiendo descubierto que su primera esposa le era infiel, ha decidido después de eso tomar una mujer cada noche para mandarla matar al día siguiente. Sherezada ha decidido acabar con tan bárbara costumbre: poco antes de rayar la mañana, va a conseguir encandilar al rey con un cuento que, al clarear, interrumpirá hábilmente; el rey, ansioso por conocer el final del relato, le va a conceder un día más de vida; luego, marchará a atender sus asuntos... La misma historia se repetirá durante mil y una noches; al término de las cuales, la joven ya le ha dado incluso, tres hijos al sultán y éste se ha enamorado de ella, conmutándole la pena y ordenándole, entonces, a los escribas del reino transcribir íntegramente con letras de oro, en un libro, los relatos de su esposa.

Esta obra, al parecer más apreciada en Occidente que en el mundo arábigo, es junto con la Biblia, El Quijote y Alicia en el país de las maravillas una de las más traducidas y difundidas a nivel mundial y junto con El Quijote y Alicia una de mis predilectas.


Una odalisca


... Vino de diez y una doncella de catorce: / mi agonía y mi deseo... Éstas son líneas de OMAR JAYÁM, un espíritu ateo y profundamente hedonista, que escribiera el Rubaiyat, una colección de cuatro mil versos agrupados en cuartetas (rubai —en farsi— significa cuarteta)... Matemático, astrónomo y libertino presenció la expansión del Islam en Persia... Doctrina de la que se burló veladamente al tiempo que rechazaba cualquier credo de tipo inmaterialista.

Para Jayám, como para el príncipe Siddhartha, la realidad de este mundo era el dolor, mas a diferencia del Iluminado, que prefirió perderse en la ascesis y optó por el renunciamiento y supresión de todos los deseos, para el iranio la única justificación a la amargura y brevedad de la existencia era el placer.

... Siendo de esta manera, le cantó a la embriaguez y al vino, a la mujer y a los goces de la carne. Un profundo pesimismo empapa su obra... Por lo demás, comparte, con las de otros poetas de su país, los mismos temas: la omnipresencia del sufrimiento, la imposibilidad de escapar a la muerte, el culto al zumo fermentado de la uva y el amor a los deleites sensuales.

 La estrofa que muestro a continuación, sin embargo, parece contradecirlo... 


Cuando vaciles bajo el peso del dolor, y estén ya secas las fuentes de tu [llanto,
piensa en el césped que brilla tras la lluvia;
cuando el resplandor del día te exaspere, y llegues a desear que una [noche sin aurora se abata sobre el mundo,
piensa en el despertar de un niño.


Aunque, más adelante, declara:


Caeremos en la ruta del amor, y nos pisoteará el destino.
¡Oh, mi pequeñuela!
¡Oh, mi preciosa copa!
 Levántate, y dame tus labios, antes de que me convierta en polvo.

 
Posteriormente, al ignorante confesará la siguiente verdad:


Los sabios no podrán enseñarte nunca nada,
mas la caricia de unas negras pestañas de mujer te revelará la [felicidad.
No olvides que tus días sobre la tierra están contados, y que bien pronto [volverás al polvo.
Trae vino, busca un lugar al abrigo de importunos, y deja que la vid te [consuele.


Omar Jayám

... Goethe (en quien repararé después) manifestará a un amigo: «hay que leer a los persas.» Y es justo lo que yo aconsejo. (... Por cierto, casi al final de estos apuntes, habré de atender a otros dos artistas iranios: Saadi y Hafiz).
                                                                        

Sueño de Don Quijote,
por Octavio Ocampo
Ahora, siguiendo el orden rigurosamente cronológico que yo pretendía en un principio, cuando empecé estas notas, debería de platicar de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que, curiosamente, pretende ser una traducción realizada por un morisco de un manuscrito en árabe, obra del cronista Cide Hamete Benengeli en palabras del propio Cervantes. Mas se ha expresado tanto con acierto acerca de este libro (y más frecuentemente sin él) que prefiero obviar mi comentario. Por otra parte, me repugnaría pasar por un erudito (o quizá, por algo peor, si es que existe algo peor); de modo, que dejaré en paz al Caballero de la Triste Figura y a su fiel compañero Sancho Panza, y por supuesto, a Dulcinea... Agregaré, tan solo, que en Cervantes se cumple, plenamente, el adagio que reza: un clásico es aquel autor  que todo el mundo conoce pero que nadie ha leído. 

... Bien...; otro libro que no puedo dejar de mencionar sin detenerme, tampoco, en observaciones al respecto, es Alicia en el país de las maravillas; y es que sobre el particular y acerca de CARROLL, su autor, se han vertido actualmente ríos de tinta y, especialmente, sobre la fijación del bardo inglés por las niñas impúberes (si bien es cierto, que Alice Lidell, su joven musa, en nada parecida a la rubia muchachita que plasmara Walt Disney, en la película homónima del libro, siempre guardó un discreto silencio acerca de sus relaciones con el reverendo Dodgson [su verdadero apellido], diacono de la iglesia anglicana, catedrático, polígrafo, y uno de los mejores retratistas de la era Victoriana, quien la inmortalizara con su lente y con su pluma a ella que fuera la hija del decano de la Universidad de Oxford, en donde él enseñaba matemáticas).

Como dato anecdótico consignaré, únicamente, que hace algún tiempo, un sujeto ansioso de llamar la atención, aseguró (sin fundamentos sólidos) en un programa televisivo, tener pruebas de que Lewis Carroll y Jack el Destripador eran la misma persona.

... Brassai por su lado, destacado fotógrafo, luego de estudiar los diarios y cartas del maestro se referiría a él como una especie de Barba Azul; aunque sin acusarlo de asesino...

El interesado podrá encontrar en otras fuentes, datos relativos a este refinado esteta y a su trabajo.


Alice Lidell y Lewis Carroll (montaje)

Beggar child, «La niña mendiga»
(Alice Lidell retratada por Lewis Carroll)


... Detengámonos mejor, en El principito, el título que inmortalizara al aviador y literato ANTOINE DE SAINT EXUPERY (Saint Ex para sus amigos)...  

Si hubiera que sintetizar, en una frase, la filosofía de esta obrita podría ser con ésta: «Solo se ve con el corazón, lo esencial es invisible para los ojos»..., es la frase que todas las personas guardan para sí después de haberla leído.

Fue el trasfondo de dicha frase, probablemente, la más amarga de todas las lecciones que aprendiera el escritor; luego de haber abandonado a su esposa, la salvadoreña Consuelo Suncín, debido a fuertes presiones familiares —Exupery pertenecía a la más añosa nobleza
francesa—, vagaría sin rumbo sin poder olvidarla...

El libro, que escribió a manera de mea máxima culpa, bajo la aparente máscara de un relato pueril, da fe de su arrepentimiento: el joven príncipe (protagonista de la historia), tras abandonar su diminuto planeta —luego de sus desavenencias con su rosa (la única que florece en su pequeño mundo)— descubrirá que en la tierra, un sitio considerablemente más grande, hay cientos de rosas, mas ninguna como la que eligió abandonar... Es una de las grandes obras del s. xx.

Pasemos a otra...


El principito (ilustración hecha por Saint Exupery)


Continuando con el orden cronológico al que aludía al citar El Quijote, no puedo omitir hablar de Lolita, de VLADIMIR NABOKOV, devorada al término de mi adolescencia... Esta novela que narra la obsesión de Humbert Humbert, seudónimo de un profesor cuarentón, erotómano y literato frustrado, por la doceañera Lolita y el viaje que juntos emprenden a través de la geografía de los Estados Unidos, es, al tiempo que una creación altamente artística (por diversas razones), una crítica acerada a Norteamérica y a lo desechable de su cultura.

Calificada, al momento de su aparición, de ser una obra pornográfica, Lolita ha permeado fuertemente la cultura occidental y hasta en el lejano Japón constituye un fenómeno que no puede ser desdeñado. Pese a las absurdas acusaciones de obscenidad que la llevaron a ser prohibida en varios países, es una novela elegante cuyo único defecto es estar llena de alusiones intelectuales y de referencias doctas (que en modo alguno entorpecen la lectura; pero que yo no puedo menos que juzgar como un defecto; aunque habrá quien no esté de acuerdo conmigo). Una de las interpretaciones que no se le ha dado es la de contar la tragedia de un individuo mediocre que gracias a una inusual pasión y a un crimen logra concebir una obra maestra: la propia novela (ya que ésta pretende ser la confesión, desde la cárcel, del protagonista: un asesino que está esperando condena: un viudo de raza blanca como se describe él mismo); efebofilia, incesto y muerte son sus ejes rectores... Al igual que El principito, se encuentra catalogada entre las obras más notables de la pasada centuria.

... A propósito de su protagonista, Vladimir Nabokov declaró haberse inspirado en Lewis Carroll, de quien dijo le hubiera encantado filmar los picnics que hacía en compañía de sus amigas niñas (si bien, cabría anotar que Lolita representa a una adolescente en pleno despertar sexual y las amiguitas del clérigo eran mocosuelas, preferentemente, menores de diez años).


Lolita, editada por Penguin Books


... Vayamos con GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER... Recientemente, tuve oportunidad de recordar unos versos de su puño que me gustan mucho: Los suspiros son aire y van al aire. / Las lágrimas son agua y van al mar. / Dime, mujer, cuando el amor se olvida, / ¿sabes tú a donde va?... (Aparecen en Rimas y Leyendas, un libro que no puedo dejar fuera de esta cuenta.)

Calificado por algunos como cursi, Bécquer es un renovador de la lírica castellana. Si yo le concediera, por un momento, a sus críticos que, efectivamente, es cursi; tendría que asentar, entonces, que existen poetas cursis buenos y poetas cursis malos; Bécquer es un gran poeta cursi.

Su estampa romántica, airosamente apuesta (según lo captara su hermano Valeriano), juega mucho en beneficio suyo; personifica, en muchos de sus rasgos, la imagen ideal de un cantor. Con su melena despeinada, su mirada inquisitiva, su tez pálida, el bigotillo rematado en punta y la perilla cuidadosamente recortada, con todo lo anterior, sumado a la pose que adopta en el cuadro, evoca a los modelos palaciegos de Van Eyck, pintor  de nobles y reyes... Aunque Bécquer, desde luego, es mucho más que eso, es mucho más que una figura gallarda: verdaderamente, transformó el lenguaje (contaminado de retórica neoclasicista de la época anterior a la suya) e introdujo en su obra una aparente sencillez y una gracia delicada que debe mucho (en mi opinión) a la poesía morisca-andalusí (pese al criterio de quienes pretenden relacionarlo con Byron o con los románticos alemanes, a quienes —sin duda—admiraba; su apellido —elegido por él mismo, imitando a su padre— tomado de sus ascendientes no tan cercanos evidencia, para algunos estudiosos, su deseo de vincularse al universo cultural germánico;  bien que, he de señalar que sus antepasados que portaron el patronímico, antes de instalarse en Sevilla allá por el  s. XVI, eran flamencos).                           .


Gustavo Adolfo Bécquer, pintado por su hermano Valeriano

... Como cuanto pueda yo enunciar, en relación a su labor, debe ser por fuerza algo de escasa monta, mejor pongo aquí una de sus Rimas más conocidas:


Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.


Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!


... Por hoy, hemos concluido.

Continuará...
  
__________
*Ver la publicación correspondiente al 14 de diciembre del año pasado.


4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mil gracias, saludos igualmente, falta aún la tercera y última entrega. He estado muy ocupado y desafortunadamente he tenido que descuidar el blog, pero intento seguir atendiéndolo.

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  2. ¿Cómo evitar sucumbir ante las letras de Becquer? Ese que con sus letras le hace el amor a las pupilas, que te lleva a lugares cálidos y turgentes sin llegar a lo obsceno. El que exalta el amor casto. El que habla del "el aliento de jazmín y nardos".
    Becquer, siempre Becquer.

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  3. Así es: ¡Grande Bécquer!, uno de nuestros más recordables poetas hispánicos. Gracias, de nuevo, por comentar.

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